sábado, 25 de octubre de 2014

Clásicos: El encuentro con David Bowie y The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spiders From Mars

Era el verano del 2013 y tuve la suerte de viajar a la tierra prometida, hablo de las preciosas tierras de Valdivia.
Un día mientras paseaba con mi polera de Bowie por una feria artesanal sentí a lo lejos unas burlas de algún descerebrado por mi polera, pero señor lector, usted entenderá que no importaba lo que podría pensar un sujeto así, alguien que ocultaba sus trancas sexuales hinchando las hueas de la gente, el compadre era un tula chica.
Pero filo, mientras miraba los puestos buscando un regalo original para la mujer que me quitaba el sueño, una niña interrumpió mi búsqueda al preguntarme ¿Quién es el de la polera? Un poco asombrado le respondí: “David Bowie” y para mi sorpresa me dijo “Ahh he escuchado ese nombre”. Ella no tenía idea que canción cantaba, ni mucho menos conocía alguna de las obras maestras del maestro, pero sabía quien era él, porque Bowie tiene ese poder. Él logró poner su imagen como sistema englobador de todo su catálogo, haciendo que la gente conociera al hombre antes que a su música. La gran gracia de una super estrella.



Para mí Bowie no fue el soundtrack de una adolescencia llena de drogas, como el caso de Christiane F, ni mucho menos alumbré los cielos como pendejo escuchando “Heroes” mientras estiraba los brazos en la parte trasera de una camioneta en movimiento. ¿Pa’ qué?
Bowie, o mejor dicho Ziggy, apareció un día en mi televisor cuando iba en séptimo básico. Era muy temprano en la mañana y debía ir al colegio, pero estaba mirando televisión mientras esperaba que mi papá saliera del baño y puta que es lento para cagar mi papá por la chucha.
Para hacer la larga espera más cómoda siempre hacía zapping en los canales nacionales, el cable era solo un sueño del pasado. Entonces y sin previo aviso, encontré un programa de videos musicales y ahí apareció en mi pantalla un marciano sin definición sexual, mi cara era irreproducible “Life On Mars” musicalizaba el momento.  A lo único que atiné fue a pararme y acercarme más al televisor, mi mamá estaba durmiendo y subirle el volumen sería parecido a liberar un animal salvaje dispuesto a destriparme. Acercar la oreja a la tele no era nada malo.
No recuerdo nada de lo que pasó ese día en el colegio, así que saltaré en el tiempo a cuando volví a mi casa y me propuse a bajar por Ares las canciones de ese sujeto, alcancé a escribir en una servilleta su nombre, si no me equivoco escribí “Devil Bowei”. Cuanta inocencia.
Me demoré harto en encontrar el verdadero nombre de Bowie, hoy lo recuerdo como si hubieran sido semanas de búsqueda pero probablemente fueron solo unos días o quizás horas, solo recuerdo claramente que cuando logré identificarlo corte y pegué todas las canciones en mi mp3 y las escuché todo el día, “Starman”, “Five Years”, “Ziggy Stardust”, etc. No tenía idea que debía escuchar el disco completo, pero me aventuré a bajar varias canciones de tal álbum.
Repito, cuanta inocencia.


No era un “melómano”, estaba bien perdido en esa época, por lo que saltaré en el tiempo hasta el día (no recuerdo con exactitud cuando fue) que tuve la “chispeza” de bajar de Mediafire el disco (gracias Taringa) y ahí me enteré que estaban todas esas canciones que años atrás me habían llamado tanto la atención, el marciano era más que un personaje y un puñado de canciones, esto era una obra de arte, un disco conceptual, una historia narrada a través de canciones y que en su tiempo (unos años después de la carrera espacial) fue una verdadera visión.
“Five Years” ponía en jaque el futuro, el final estaba cerca y solo podíamos cantar acerca de ello. Con "Moonage Daydream" y “Starman” devolvía la esperanza, abría las puertas a una pronta salvación. El hombre de Marte salvaría la humanidad.
“Lady Stardust" rompería cánones y pondría en tela de juicio la sexualidad de una generación, para luego hablarnos de como esta súper estrella imaginaria se eleva en "Hang On to Yourself" y comienza su caída en "Suffragette City".
Un sujeto con buenas intenciones pero que ante la fama y el placer se autodestruye, siendo "Rock'n'Roll Suicide" la musicalización final de esta historia que luego Bowie encarnaría en su propia piel destruyendo su banda soporte tal cual en "Ziggy Stardust" y viviendo los excesos narrados en "Suffragette City". Lo tomó demasiado en serio o necesitaba hacerlo para elevar su arte, cosas que nadie sabrá. Solo me da gusto que este disco me dejara enamorarme de los álbumes, de entender la belleza artística que hay tras ellos. No eran un puñado de canciones revueltas para que sonaran bonitas, los discos contenían un trabajo enorme y minucioso que había que apreciar y escuchar de comienzo a fin. Este hombre cambió mi esquema y mi forma de escuchar música y ¿Como no quererlo por eso?



Luego de que la niña me preguntara por Bowie, me preguntó que tocaba, le interesó mucho la imagen de mi polera y quería conocer más acerca de él. En ese momento recordé casi instantáneamente todos los años que me demoré en encontrar y escuchar el disco estrella, ese que se debe escuchar primero. Entonces le dije “Escucha el disco The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars” Ella se demoró harto en anotarlo en su celular, pero lo hizo de manera correcta y sin faltas de ortografía que retrasaran su búsqueda, no escribió "Devil Bowei" ni se demoró semanas en remediar su ignorancia y falta de concentración y memoria. Hola.  Al final me dijo “Gracias, te pasaste” y se fue, siguiendo su camino a no sé que lugar.
Le ahorré hartos años, pensé.



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